A medida que pasa el tiempo, recordar deja de ser un accidente y pasa a ser un lujo, un pan de cada día, una realidad y una necesidad sin la cual no se puede seguir adelante.
Porque los planes de ayer son el presente de hoy y los recuerdos de mañana.
Y los recuerdos vienen a verme, y a visitarme y se preguntan cuánto tiempo hace que no me recordaban.
Así que yo también soy un recuerdo.
Cosas en que pensar con el mentón apoyado en la barra.
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